Por la productividad
EGC
Emilio G. Carrasco
5/20/2024
La productividad nos ubica, casi, como el fumador que quiere dejar de fumar, y siempre está por la labor de dejarlo, pero busca fechas redondas para “ejecutar” su decisión: “el lunes, sin falta”, “el último día del mes, se acabó fumar”, “después de las vacaciones, me olvido del cigarrillo”, “el día uno de enero, vida sin humos”, y así, un montón de buenos propósitos que no se cumplen y van al baúl dónde están los que se refieren a, por fin, aprender inglés, ir al gimnasio, o terminar la colección por fascículos de turno. Ahí, también, está la productividad de la empresa española, desafortunadamente, y salvo excepciones, en el baúl de los buenos propósitos por cumplir de empresarios y trabajadores.
No es un tema menor, por supuesto, que no. Hablamos de la sangre que riega todas las actividades empresariales. Las compañías, por definición, tienen que ser productivas, y no todas lo son, y las que lo son, no lo son suficientemente. Y no queremos mirar sólo a la empresa pública, también nos referimos a la privada. En ningún caso, la productividad justifica la acumulación abusiva de horas, y jornadas maratonianas para los trabajadores, pero si OBLIGA a un COMPROMISO con la eficiencia y la excelencia del tiempo empleado en trabajar para obtener los objetivos marcados.
Las aglomeraciones a las puertas de los edificios de oficinas, con el cigarrillo de turno, las actitudes de “completo” que tantas veces nos encontramos “exageradas” por los protagonistas de viajes de trabajo, reuniones constantes, o simplemente, “mono-temas” (=hasta que no acaban una cosa, no están para nada) que los hay, y muchos, son un fracaso. Y no nos olvidamos del calendario laboral atroz de España con periodos “pre, post y vacacionales” por doquier que, definitivamente, nos alejan de la eficacia de nuestra actividad profesional.
Y sí, evidentemente, en este análisis íntimo que debemos hacer todos los trabajadores es dónde nuestra foto –la de la empresa española- sale movida, sale fea, ¡vamos!, que no somos para enseñar mucho. Esos topicazos tanta veces escuchados, esas excusas de “estoy aterrizando, dame tres semanas”, o “ya para después de verano o navidades”, y estás en junio o noviembre… son muy perniciosas y habituales.
Actitudes de los profesionales como esas, y el poco seguimiento de los empresarios en este asunto, más allá, de cuando le aprietan los jefes y los números, justifican la mala imagen de la empresa española en productividad, y las palabras de algún empresario muy meidático -con más razón que un santo aunque políticamente incorrecto-, al referirse a “¡ya esta bien de vagos!”, en lo relacionado al absentismo laboral.
Son vicios de nuestra empresa muy entroncados con la famosa frase de los “30 años de experiencia”, cuando, realmente, es un año repetido 30 veces, sin tener en cuenta que la vida y los negocios evolucionan. Y todo junto, lastra nuestra cualquier economía y vocación de competir fuera.
Invitamos a los empresarios y a los trabajadores a pensar. Queremos que piensen, y que no se dejen llevar. “Pensar y pensarse” así mismos, y hacerlo para estrujar al máximo las posibilidades de sus negocios y negociados, de sus talentos y necesidades profesionales y personales, de sus carreras, por muy humildes que sean.
Y que lo hagan para ser mejores profesionales, y más felices, sin que una cosa sea a costa de la otra.
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